Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://esmeexnvk804622.humor-blog.com/37161255/el-cabezazo-que-marcó-la-final-más-polémica